Eastern Promises, Dir. David Cronenberg, (2007)

Posted on marzo 02, 2008 - 2 comentarios -

Después de A History of Violence, una película cuyo título traducido mermaba considerablemente el doble sentido del original, no sabíamos qué pasaría con David Cronenberg. ¿Continuaría con su estilo inicial, repleto de tumores y pústulas, o se adentraría en los terrenos recién descubiertos junto a Viggo Mortensen? La respuesta es Eastern Promises, una película que tiene mucho en común con A History of Violence, aunque más exactamente parece la otra cara de la moneda.

Usando su equipo habitual de trabajo (Peter Suschitzky, Carol Spier, Howard Shore, Denise Cronenberg), y repitiendo con el señor Mortensen, Cronenberg ha creado un thriller fascinante, que da pocas concesiones al espectador. Cualquiera que se espere una película típicamente cronenbergiana estará decepcionado. Cualquiera que espere un thriller común y corriente, también. Eastern Promises es más un estudio de lo que hay bajo la superficie de una realidad, que una película de la que debamos estar pendientes del próximo giro de la trama, aunque los hay, créanme.

La película inicia con una escena que sacudirá a más de uno. Uno de esos momentos de violencia que en su anterior película nos cogía desprevenidos, y que aquí nos hace pasar por lo mismo. No hay una violencia construida con artificialidad. Hay una violencia como en la vida real: repentina y cortante, y que aunque se espere, no está manipulada dramáticamente. Pero no es sólo violencia lo que hay para ver. De hecho sólo hay un par de momentos de esa naturaleza. Lo que importa en la película es cómo se retrata una realidad escondida, otro mundo muy distinto al nuestro, el de las mafias rusas. Ambientada en un Londres de pesadilla, tétrico y ruinoso, la historia indaga en las vidas de varios personajes que verán sus destinos unidos inesperadamente. Naomi Watts, la enfermera que trata de conocer más sobre la niña que muere en sus manos fruto de un embarazo prematuro, y Viggo Mortensen, un aspirante a matón con tan pocos escrúpulos como buenas maneras. Eso sí, no esperen saberlo todo ni desenredarlo todo. Si A History of Violence terminaba de esa bellísima manera, en la que se decían más cosas con silencios y miradas, que aclarándolo todo, Eastern Promises repite, demostrando que a Cronenberg le interesan más las causas de los hechos que los hechos en sí.

Dos cosas impactan del film, aparte de su crudeza. Por un lado, esa forma de mostrar una sociedad dentro de la sociedad, con unas reglas y unas costumbres tan diferentes, que parecen ser totalmente distintas al resto del mundo. A pesar de ser inmigrantes rusos habitando en Londres, los personajes no abandonan las costumbres y la forma de vivir de su tierra natal. Ciertos momentos se nos antojan tan lejanos e incomprensibles, como la fiesta en el restaurante de Semyon (un estupendo Armin Mueller-Stahl, amenazador sin hacer un sólo gesto amenazador) que no podemos sino sentirnos como extraños que penetran en otro mundo, justo lo que le ocurre al personaje de Naomi Watts. Por otro lado, Cronenberg adopta una sencillísima forma de narrar las cosas, su habitual acercamiento estilístico, imponiendo una especie de distancia emocional que tiene un efecto contrario. Al no manipular los hechos con la narración, todo adquiere una dimensión más real y por ende más desgarradora. Los personajes parecen haber sido drenados de sentimientos, quizá por ese miedo perenne, como la prostituta a la que Mortensen le dice que aún no se quite la vida, una escena que dice todo de la vida de un personaje secundario con sólo un par de miradas. Y que duele más por saberse trágicamente real.

Con este film, Cronenberg demuestra que es todo un cirujano, un maestro del escalpelo cinematográfico, al que le basta muy poco para transmitir sentimientos. Mientras otros se gastan metraje y miles de planos en una sola escena, Cronenberg sabe dónde poner la cámara para que nos baste sólo con un plano. Aunque algunos digan que a Cronenberg siempre le han faltado cinco centavos para el peso (¡gran pecado señor Berlín!), con sus últimos dos films nos ha obsequiado un cine distinto a su estilo convencional, que de por sí no era nada convencional, y que sacuden no sólo gráfica sino emocionalmente.

Ah, la escena de la pelea de Mortensen en la casa de baños es sencillamente genial. No, de hecho es GENIAL.

There has been 2 Responses to 'Eastern Promises, Dir. David Cronenberg, (2007)' so far

  1. Anónimo

    A este nuevo Cronenberg lo encuentro más parecido a Polansky que al venereo y tumefactoso Cronenberg de antaño.

  2. Diegogue says:

    a mí me parece que Cronemberg ha sido un poco desigual en su cinematografía pero por su afán de experimentar y de no hacer las cosas siguiendo el manual, unas veces le ha dado resultado, y otras veces no, en cualquier caso me parece un cineasta muy valioso al que no le dan miedo los retos. De sus pelis rescato espcialmente las dos primeras (muy sicotronicas, muy de género y muy artisticas a las vez) y estas dos últimas que me parecen sencillamente obras maestras, no, obras maestras a secas. Eastern Promises acaso mejor aun que History of Violence, por todo lo que dices al analizarla, Calamar, pero porque además logra un desarrollo de las actuaciones de todos increible, y no sé, le sentí un ligero aire de homenaje al noir de antaño (esa secuencia al lado del mar se me antojo muy cine de serie negra a lo John Huston), y al mismo tiempo es re modernísima

    Y la pelea en los baños, pues, es de las mejores secuencias de la historia del cine, pa que pero es así