Marie Antoinette, Dir. Sofia Coppola, 2006

Posted on abril 05, 2007 - 0 comentarios -


No es muy difícil entender esta película si uno sabe de entrada a qué se arriesga, si conoce de quién proviene. Sofia Coppola no es una directora interesada en contar historias, sino más bien en mostrar situaciones y describir sensaciones. O más que describirlas, hacérnoslas sentir. Lost in Translation no era una historia de amor al uso, sino un relato sobre dos almas solitarias en medio de una tierra incomprensible. Lo que allí importaba no era qué pasaba entre ellos o sus parejas, sino lo que pasaba dentro de ellos al cruzar por determinadas situaciones. Por eso el que se acerque a Maria Antonieta buscando una recreación histórica, está perdido. Eso es lo de menos. Y por ello podemos dejar de lado ese aspecto para centrarnos en el que de verdad nos importa: las sensaciones. Maria Antonieta es, al igual que Lost in Translation, una película para dejarse llevar. No hay que pensarle mientras la vemos. Es una experiencia sensorial más que intelectual, y no porque llene la pantalla de colorines, sino porque los sentimientos se transmiten puramente a través del sonido y la imagen. Un cine que nos pide que por una vez dejemos de participar, de pensar, y que nos rindamos ante lo que nos va a mostrar. Pero nos pide que lo hagamos con los ojos abiertos y la mente en calma, sin expectativas, como en un sueño (no en vano su música, además de new wave, tiene algo de shoe gaze). Una especie de experiencia zen, que además se resiste a ser descrita sin caer en errores. Al ser la trama lo de menos, contarla no tiene sentido. Hay que sentirla para entenderla.

No es esta una película para destacar sus decorados o sus vestidos como si fueran su razón de ser. Eso sería simplificar demasiado el asunto y demostraría que no se entendió de verdad de qué iba. Eso sólo es una parte de lo que Sofia Coppola tiene para envolvernos en la historia de una mujer que no tenía escapatoria de los hechos que la rodeaban, más que huyendo hacia los lujos y la superficialidad, pero nunca rindiéndose del todo a ellos. Y aún así, me atrevo a decir que la película no emite un juicio sobre ella, sino que simplemente la retrata como una adolescente, actuando como si nada tuviera consecuencias, aunque sepamos que la historia se lo hará pagar caro.

Maria Antonieta es una película para dejarse llevar, como dije, porque al igual que la poesía, aparentemente no dice nada, pero viendo un poco más allá de lo obvio, tiene dentro de sí todo un mundo para sentir. Requiere paciencia, pero tampoco tanta como para exasperar al espectador medianamente inteligente.

Cine de época con aroma ochentero. Y atención al impagable detalle de las Converse metidas entre los zapatos elegantes.

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