Bastard Swordsman, Dir. Tony Liu Jun-Guk, 1984

Posted on abril 07, 2007 - 0 comentarios -

Cuando uno va a hablar de una película de género, especialmente de una que ya está muy codificada y uno sabe qué esperar de ella, es difícil convencer a otro de que sea buena. A fin de cuentas es predecible en gran medida, y no siempre es la historia lo que nos atrae, sino el mundo que logra crear alrededor de ella. Esto puede decirse de las pelis de piratas, del oeste, los film-noirs... Todas ya están contadas una y otra vez. Si lo que vamos a comentar es una película "de chinos", es muy fácil que los demás digan simplemente "ah, sí, una de patadas".

Y de alguna manera tienen razón, pues la razón de ser de ese cine es la acción. Pero si eso fuera todo, podríamos disfrutar igualmente viendo un combate de Ultimate Fighting. Las historias podrán ser algo manidas, y simplistas a veces, pero no debemos olvidar que no siempre hay que buscar novedad, originalidad o complejidad para encontrar algo valioso.

Bastard Swordsman... Si es que desde el título la película pinta bien... Suena a película setentera, de explotación, de esas que al verla querías salir haciendo las mismas piruetas que los protagonistas ejecutan. Y vaya si la película cumple. Una historia telenovelesca sobre el hijo ilegítimo de un monje de Wudang con una mujer de un clan rival, y al que enseña kungfu de incógnito, lleva a una trama de conspiraciones y traiciones, asesinatos y falsos inculpados. ¿La diferencia? Esta fue una de las priemras películas de la llamada Nueva Ola de Hong Kong. Repleta de efectos especiales de la época (algo desfasados, pero no hay que ser exigentes), Bastard Swordsman no se limita a explotar las habilidades de kung fu de sus actores, sino que las complementa con cables, trampolines y demás artilugios a los que hoy ya nos hemos acostumbrado. Pero no sólo hace eso, sino que usa un montaje prodigioso, rápido y efectivo, que le da un ritmo desenfrenado en las escenas de acción. Además debemos tener en cuenta que es una película de los hermanos Shaw, así que iluminación y decorados son muy bonitos, pero de nada serviría si el operador de cámara hubiera sido un chapucero, y en eso sí que se luce la película. Fuera de eso, la caracterización de los personajes es magnífica, con unos villanos disfrazados que sobresalen por encima de los demás. Y por todos lados hay derroche de imaginación, en forma de giros inesperados, tanto metafórica como literalmente.

La película conserva el sabor de las producciones de los setenta, actualizándola con uno más moderno, lo que hace que podamos disfrutar de una película única, ni demasiado actual, ni demasiado añeja. Tiene sus defectillos, aalro: la técnica del gusano de seda da un poco de risa, el final es apresurado... Pero nada de eso impide a quien tenga algo de mente abierta y que le gusten esta clase de producciones, pasar un rato viendo de lo mejorcito que hay en este subgénero.

Un peliculón, en todo sentido, que influyó en John Carpenter a la hora de hacer su Big Trouble in Little China (junto a la saga Lone Wolf and Cub), y que reactiva mi pasión por el cine de artes marciales, hacía tiempo extinguido por malas y rutinarias producciones carentes de imaginación. Fue por películas como esta fue que me interesó el cine de Hong Kong en un principio.

Un diez. Y qué alegría volver a ver algo que sea una nota y no inanidades, supuestamente artísticas, pero que emocionan menos que un espárrago escurrido. El que no sepa ver que aquí también hay arte, de malas.

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