Una buena y otra regular

Posted on octubre 17, 2006 - 0 comentarios -

Click!, Dir. Frank Coraci, 2006

Un lunes festivo y mi familia decide aprovechar la promoción de CineColombia de entradas a mitad de precio para ir a ver una peli. Como es de esperar, no hay nada que valga la pena. Obviamente estos señores no van a poner la oferta en la mejor época, sino cuando no hay para ver sino saldos. La Dama en el Agua ya me la vi, y aunque Vuelo 93 me atrae, no parece un buen plan para pasar la tarde. Así que la elegida es Click! Antes de entrar a la sala me preguntaba a mí mismo "¡Qué rayos hago aquí!" pero ya era demasiado tarde. Sin embargo a la salida, aunque no estaba totalmente convencido de que hubieran sido casi dos horas de buen cine, sí había cambiado de parecer sobre la pérdida de tiempo que aquello había supuesto.

No soy fan de Adam Sandler, y en general esa clase de comedia norteamericana no me gusta mucho. Rayos, ni siquiera me gusta Saturday Night Live. Pero Adam Sandler es un buen tipo que pone canciones de los ochenta en las bandas sonoras de sus pelis y no cae en los excesos de otros comediantes. Y por lo menos no es uno de los Wayans, porque vaya basuras las que sacan cada año.

Click! es una comedia predecible hasta cierto punto. La primera parte es un paradigma de uso de los manuales de guión norteamericanos. Estructuralmente, porque en cuanto a contenido es bastante vacío. Vemos cómo se plantean todas las constantes que se usarán a lo largo de la obra, los temas de los que va hablar. Y en ese sentido es una buena lección. Adam Sandler no tiene tiempo para su familia y cuando busca un control remoto universal, encuentra uno que literalmente maneja el universo, cambiando su vida. Y no para bien. Toda la primera parte está llena de bromas no muy brillantes pero que tengo que reconocer que me hicieron reír, así que para qué criticarlas. Algunos chistes son de mal gusto, pero cumplen su cometido. El problema es que llega un momento en el que la trama se reduce simplemente a acelerar el tiempo, poner pausa y sólo explorar qué hace el control. Y entonces la gracia empieza a diluirse. Pero justo cuando uno pensaba que la película iba a ponerse cuesta abajo, las cosas toman un giro y el tono de la película se hace más... oscuro. Las calamidades empiezan a sucederse, y cuando hablo de calamidades no hablo de cosas sencillas, hablo de tragedias en la vida del protagonista. Y lo que era una comedia idiota empieza a tornarse cuento moral que no le concede oportunidades a su protagonista, quien va de mal en peor.

Es este el segmento verdaderamente valioso de la película, y me hizo recordar Cuento de Navidad, de Dickens. Y no es que compare a Frank Coraci con Charles Dickens, pero la estructura es muy similar. Y aunque sé que estoy en franca minoría, me gusta que la película se atreva a dejar moraleja, o al menos un mensaje bonito. Sé que a muchos eso les suena a prédica barata, pero a mí me parece que el cine, así como puede entretener sin más, también puede dejarte algo en la cabeza, y no sólo una idea política o filosófica, sino algo tan sencillo como "Pasa más tiempo con tu familia". Y aunque suene a sensiblería, ¿no hablaba Frank Capra de lo mismo? Yo habría finalizado la película con una nota triste, sin concederle una segunda oportunidad al protagonista, en lugar de haberlo devuelto a la edulcorada realidad con que empezó la película. Para mí así se habría dado más contundentemente el mensaje que se quiere dar, pero también recordé que Cuento de Navidad no mata a su protagonista, sino que le da esa segunda oportunidad de enmendar su vida.

Eso no significa que la película sea excelente. El guión, aunque te hace sentir lástima por el personaje principal y te conecta con lo que está pasando en lugar de que seas un simple espectador (lo que es todo un inesperado acierto), deja mucho sin explorar, no en el terreno de las emociones, pero sí en el de las ideas. La idea inicial, casi salida de la mente retorcida de Charlie Kaufman se limita a usar el control remoto de la manera más básica. La película tiene un segmento muy valioso, que es el que acabo de mencionar en el párrafo anterior, y varios chistes que arrancan risas (el pobre vecinito insoportable, que siempre acaba perdiendo), pero en general estamos ante una normal comedia norteamericana dirigida rutinariamente. Como ejemplo, una parte muy interesante, una descabellada idea genial, cuando en el almacén Bed, Bath and Beyond Adam Sandler descubre qué hay en la sección Beyond, está dirigida de manera muy normalita, en lugar de acentuar lo bizarro que estamos descubriendo.

Bueno, supongo que estoy diciendo que los defectos son defectos porque no hicieron las cosas como yo las habría hecho. Pero en definitiva, Click!, sin revolucionar el género, tiene momentos dramáticos que la separan del resto de estupideces que llegan cada semana. Y para mí cuentan más los buenos momentos que los rutinarios.

The Haunting, Dir. Robert Wise, 1964

Las películas de terror de antes no son como las de ahora. Ahora casi siempre se acude, no al terror, sino al shock, y no me malinterpreten, me gusta un buen psicópata sádico como el que más, pero cuando nos bombardean con sadismo que ni siquiera se sustenta en una buena historia la cosa se agota rápidamente. Y si no que se lo digan a Alexandre Aja, de quien no me cansaré de decir que tiene estilo, pero le falta guionista.

The Haunting es una película que rinde homenaje a Val Lewton, productor de cintas de terror de serie B de los años cuarenta. Su director, Robert Wise, había trabajado para él en ocasiones anteriores. Y Lewton, con su patentada fórmula de calma inquietante logró que varios directores produjeran algunas de las más bellas películas de terror no sólo de esa época, sino de toda la historia. The Haunting tiene un esmeradísimo trabajo de fotografía, en el que se usan lentes gran angular para deformar la imagen, sombras cuasi expresionistas y en gereal un amplio abanico de recursos para crear una atmósfera inquietante, que sugieren más que muestran, fiel al estilo que su mentor inculcara en la mente de Wise, añadiendo toques como los planos inclinados o las cámaras flotantes que para un director clásico, resultan inesperados.

La historia es esta: un grupo de parapsicólogos y personajes similares se reune para investigar si es real o no la aparente maldición de una casa, que ya ajusta noventa años y un puñado de víctimas. Una de las invitadas está medio tocada del ala, así que cuando empiecen a pasar cosas raras... ¿será todo real o será un invento de una mente transtornada? El quid del asunto está en confirmar si esta película vive para confirmar su fama de película terrorífica o resulta ser un bluff. Como todo cine de terror, uno debe permitirse entrar en el juego, o de lo contrario nunca saldrá asustado, perdiéndose así la razón de ser de ver una peli de este género. Dicho esto, y sabiendo que hay que permitirle a la peli jugar con uno, hay que decir que mientras se dedica a asustar, consigue un buen clima de terror. Pero por ser una peli de los sesenta, dedica más tiempo al drama. Tiempo que de haberlo dedicado al terror, hubiera golpeado fuertemente, detalle este que la hace perder fuerza. Aún así es un buen ejemplo de cine de casa encantada, que no muestra violencia sino que elegantemente juega con los personajes y con uno. La historia se mueve lentamente para los standards de nuestra época, acostumbrada al frenesí y al montaje MTV, y por ello se nota la época en que se realizó, pero no por ello hay problema si uno tiene una mente abierta y no es un tarado adolescente que cree que el enésimo remake de La Matanza de Texas es una obra maestra sin conocer la historia del cine de terror.

PS. Si no sabe donde conseguirla, Cinema Zombie la tiene programada para el mes de noviembre, en su ciclo de casas embrujadas, junto a otra joya, La leyenda de la Mansión del Infierno. A las 8.30, en la sala 1 del Centro Colombo Americano.

Octubre 31: La Matanza de Texas
Noviembre 2: The Haunting
Noviembre 16: The Legend of Hell House

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