Otra de esas actualizaciones masivas

Posted on septiembre 03, 2006 - 2 comentarios -

El par de visitantes regulares que tiene esta página debe haber notado que durante los dos últimos meses la actualización del contenido ha sido nula. No solo ha tenido que ver el hecho de estar ocupado, sino también el que las películas que he visto no han sido particularmente memorables y no me han inspirado a escribir. La lista de reseñas pendientes está creciendo, y para salir de ellas y de paso dar algo de información que actualice el sitio, he decidio reseñar algo de lo que he visto en estos meses. Muchas cosas normales, experimentos fallidos y una que otra cosa bien interesante. Así que sin más preámbulos vamos a la acción.

Empecemos con un asunto peliagudo. Para muchos Match Point (2005) es el regreso de Woody Allen a la forma plena, una obra maestra que hace que se vuelva a creer en él luego de una serie de comedias divertidas pero intrascendentes. Para mí, Match Point fue la alternativa cinematográfica a los somníferos. Es cierto que su director se encuentra en ese punto de maestría en que sabe lo que hace, el punto justo dónde poner la cámara, el toque perfecto para dar a sus actores, pero ese es precisamente el mayor problema: se nota demasiado maduro y seguro, sin correr verdaderos riesgos aún cuando el cambio de registro lo parezca. Los magros 90 minutos de sus anteriores películas han sido reemplazados por dos horas de interminables diálogos que sólo sirven como antesala al, ese sí, portentoso clímax. Lo que más me molesta es que, si bien es cierto que la película no tiene reproche, todo lo que acontece antes del mencionado clímax solo me pareció como la preparación de ese final. Como si estuviera ahí sólo para dar el genial golpe con que termina el partido. Larguísimos diálogos teatrales, bien construidos, claro, pero que no me emocionaron como sí lo podía hacer por ejemplo, Annie Hall. Sí, el tono es radicalmente diferente como para comparar los dos films, pero para mí sólo el final es valioso. Esos momentos sí son auténticamente cinematográficos, usando todos los recursos a su alcance (sonido, montaje...) y no sólo apoyándose en los actores. Me sabe a mal criticar la peli de un verdadero maestro, pero qué quieren que les diga... Me dió sueño salvo por el final.

Alejándonos del cine arte nos adentramos en el cine de género y comentamos una maravilla como el clásico spaghetti western Il Grande Silenzio (1968). Como todo subgénero, el cliché siempre hace memorable la experiencia, pero sólo el cliché bien utilizado y no el archisobado. Para eso vamos a ver las pelis de detectives o las de piratas: por la misoginia del protagonista o los duelos de espada. El Gran Silencio, dirigida con buen pulso por el muy profesional Sergio Corbucci, hace cambios tan radicales a lo esperado como situar la acción en una nevada montaña en lugar de un polvoriento desierto o darle un papel absolutamente contenido al normalmente maníaco Klaus Kinski. Ha uno más, pero con ese les daño la película. Il Gran Silenzio se sustenta en la actuación de Kinski más que en la del protagónico Jean Louis Tringtignant, absolutamente mudo incluso en instantes de tortura física, gracias a que alguien le cortó las cuerdas vocales. A pesar de sonar todo esto como sádico, el film hace gala de un buen gusto normalmente ausente del spaghetti western menos conocido (aunque Leone también se regodeó haciéndole cosas malas a sus protagonistas). Lo que hace sobresalir este film de entre los demás, es su tono profundamente melancólico, tan diferente del acostumbrado cinismo de sus otros congéneres.

Como el video se ha convertido en la verdadera fuente de sorpresas, pues las pantallas cada vez son más parcas en emociones, he tenido que refugiarme en él y redescubrir perlas olvidadas, como To Live and Die in L.A. (1985). Dirigida por William Friedkin, esta película hace gala de una estética ochentera llena de neón y montaje videoclipero en el buen sentido de la palabra. El estilo parece superficialmente como el que aplica Michael Mann en películas como Thief, Colateral o Fuego Contra Fuego, o especialmente en Miami Vice, la serie, usando iluminacion estridente, ritmos cuasi new wave y tiempos muertos que hoy estarían fuera de lugar en las rutinarias producciones de acción. Sin embargo Friedkin no es Mann, y su estilo se revela más plano. No obstante, el guión es enrevesado y se permite divagar sin perderse, jugando además con la moral de los personajes, recordándonos a los protagonistas de FX Efectos Mortales, sólo que estos son policías y sus personalidades se revelan retorcidas desde el principio, no sólo al final. De nuevo el final es inesperado, al igual que ocurre con El Gran Silencio, pero eso permite que al final se opere un proceso de corrupción en el compañero del protagonista, justo al contrario de lo que ocurría en la maravillosa (y también plena de neón) Black Rain de Ridley Scott, donde el honor se restauraba en el protagonista a través del compañero oriental. Sin ser el más maravilloso policial de los ochenta, sí destaca por ser un thriller maduro, alejado de las prototípicas buddy movies (48 horas y demás) y muy recomendable de ver. Sólo con ver el proceso por el cual Willem Dafoe falsifica el dinero vale la pena: montaje y música tremendamente emocionantes en una secuencia donde dramáticamente apenas pasa algo.

Un par de pelis de la cartelera de hace mucho tiempo y que olvidé reseñar son las que a continuación paso por mi ojo crítico.

Por un lado está una de las mejores pelis que he visto este año: V de Venganza (2005). Aunque Alan Moore, el creador del cómic en que se basa el film, se desmarcó del proyecto diciendo que no quería saber más de adaptaciones suyas al cine, y que el guión era pésimo, la verdad es que a mí me pareció una de las apuestas más estimulantes del año. Tomando partido decididamente por una postura política menos conservadora que la imperante en el mundo en estos instantes, con paralelismos muy claros y referentes a la situación mundial en materia de lucha antiterrorista y restrictora de la libertad, el debut de James McTeigue con guión de los hermanos Wachowsky escupe ideas a una velocidad increíble, mientras a la vez es capaz de asociar temas literarios y de cultura popular para entregar como resultado un film caótico pero con gran energía. Algunos momentos del film son tan fuertes que provocan reacciones viscerales, pues uno no alcanza a creer el estado de parálisis y miedo en que viven los personajes por la supuesta amenaza latente de terrorismo... hasta que nos damos cuenta de que así vivimos muchos hoy, no por nada se siguen eligiendo como mandatarios a quienes pueden protegernos de los malos, incluso cediendo toda clase de libertades para darle apoyo. Técnicamente el film es excelente, pero no era de esperar menos: las peleas, pocas pero muy bien coreografiadas, con algún elemento reminiscente de Matrix, aportan el contrapunto emocionante al conjunto de ideas intelectuales que exponen los personajes. El conde de Montecristo, Guy Fawkes y George Bush, son algunos de los personajes que no podemos evitar ver en pantalla, algunos claramente, otros por simple comparación. Pero como idea escalofriante, creo que esta película es uno de los ejemplos de lo poderoso que puede ser el cine como medio de propaganda. Si bien las ideas que presenta son de mi gusto, al ver cómo se usa la emoción para manipular al espectador (nada malo, el cine y el arte en general puede permitirse eso, ya está en la consciencia del artista si lo usa bien o mal) no pude evitar pensar en los films de propaganda nazi y reconocer qué fácilmente podemos caer en la trampa de creer algo si nos lo muestran de manera adecuada. Gran película, gran mensaje, divertida y diferente... V de Venganza es una de las mejores pelis que ha llegado a la cartelera comercial este año.

No puedo decir lo mismo de Nanny McPhee, La Nana Mágica (2005). Me gusta el cine infantil que no apela a la estupidez, sino que se atreve a indagar en rincones oscuros del subconsciente, como todo buen cuento de hadas, para dar emociones fuertes. Eso parecía que iba a ocurrir en esta película, pero todo se queda en lecciones de moralina y situaciones ridículas. No, aquí el lado oscuro no va más allá de la superficie, de algunos instantes políticamente incorrectos o de uno que otro momento acertado. El problema es que cae en el ridículo con facilidad, se queda en mostrar niños traviesos que aprenden la lección y ni siquiera aprovecha los recursos cinematográficos de la mejor manera, limitándose a lo grotesco sin ton ni son. Una oportunidad desaprovechada, pero aún nos queda esperar a que llegue Coraline, basada en el cuento de Neil Gaiman y dirigida por Henry Selick, el mismo de Nightmare Before Christmas, para volver a ver (esperemos) cine infantil de calidad que no subestime a su público.


En los ochenta Hong Kong fue la reina del cine de artes marciales, con una estética imitada mil veces pero jamás igualada. Digan sino lo que hace Jackie Chan ahora en USA, donde las películas son descafeínadas muestras de acción con tramas inverosímiles y absurdas. Bueno, las de Hong Knog también lo eran, pero al menos eran arriesgadas (La Armadura de Dios lo es, pero cómo divierte). Esta clase de cine ya casi ha desaparecido. Al menos el bueno, claro está. Pero de Tailandia nos llega la más firme promesa para alcanzar el estrellato en el subgénero: Toni Jaa. El film, Ong Bak (2003), catalogado como un regreso a la gloriosa década de los ochenta, se queda a medio camino entre las promesas realizadas y las no cumplidas. La historia es bastante penosa, pero eso no importa si hay acción. El problema es que hay algunas persecuiones que salen de cualquier lado y no cuadran, el final se alarga innecesariamente y la historia parece haber sido escrito en dos días. Donde no defrauda es en el area de las peleas. Toni Jaa domina el Muay Thai, brutal arte marcial tailandesa que apenas habíamos visto antes en el mítico Kickboxer de Jean Claude Van Damme y algún subproducto más. La película tiene un gran clímax, pero para todos los aficionados a este cine, aún falta que a Toni Jaa, estrella indiscutible del film, le caiga un buen guionista y un buen director. Ong Bak es mediocre, con detalles excelentes, pero que no alcanza a ir más allá de la caspa simpática. Revive el espíritu de las primeras pelis de Van Damme, como Contacto San griento, pero tal vez ya no somos adolescentes para comer cuento. Donde esté Ching Siu Tung, el mismo de A Chinese Ghost Story, no caben sustitutos todavía.

Por hoy basta. Apenas voy por la mitad de la actualización, pero prometo terminarla en un par de días. Sé que han sido reseñas por encima, pero ha de ser así para aliviar la carga de atrasos y en todo caso no son tan superficiales. Para la próxima les quedo debiendo Silent Hill, Oldboy y más clásicos de videoteca.

There has been 2 Responses to 'Otra de esas actualizaciones masivas' so far

  1. Enrique Jaramillo says:

    Ya lo deje estipulado en un comentario previo.
    Brilante, espiritu revolucionario descarnado y magistralmente llevado.
    No me cabe en la cabeza como hay gente que la tache de ridicula y simple.

  2. Anónimo

    V for vendetta era de mis favoritas cuando salio... y debo decir que luego lei el comic y la pelicula me parecio horrible despues de eso... muchos cliches y vainas que hubiera sido mejor si las dejaran com oestaba en el comic....
    La verdad adaptacion de comic a pelicula me quedo con cronenberg y history of violence ..