Dos clásicos de la B

Posted on mayo 10, 2006 - 0 comentarios -

Bay of blood, 1971, Dir. Mario Bava

La abuelita de todos los slashers. La biblia a la hora de crear cualquier asesinato con arma de filo. Eso es Bahía de Sangre, que cuenta con varios títulos: Antefatto, Ecologia del delitto, Reazione a catena, Twitch of the death nerve, incluso en un alarde de imaginación Last house on the left II... Para mí, una película contradictoria. Por un lado, la película que más enorgulleció a su director, Mario Bava, y a la vez, carente de la atmósfera gótica que lo hizo famoso. Por otro, tan diferente al subgénero que acabó por engendrar (aquí no hay adolescentes idiotas). Y finalmente, una película en la que se asesina sin piedad, que se enorgullece de su nivel de violencia... ¿y es una parábola sobre ella? Se podría debatir sobre si es hipócrita por criticar lo mismo que con tanta saña muestra. No es esa mi tarea pues nos iríamos a terrenos éticos y morales y la verdad no he querido buscar respuesta. Sea como sea, es una película modélica, no la que más me gusta de su director, pero es un giallo con vueltas de tuerca y que no cae el cliché de sus congéneres. La historia cuenta cómo un montón de gente se pelea por un terreno: unos quieren convertirlo en balneario turístico, otros conservarlo como reserva natural. Al final... bueno, más bien casi desde el principio, llegan no a los puños, sino al machetazo limpio. Y así empiezan a caer como fichas de dominó (lo de reacción en cadena no es casualidad). La historia pareciera ser lineal, pero algunos eventos complican la trama. Hay mucha sangre y mucha creatividad criminal. Los asesinatos de Jason en Viernes 13 han salido de aquí: machetazos en la cara, empalamientos dobles mientras hacen el amor... Bien hechos y efectivos. El final es de una justicia poética bien interesante, y es ahí donde se plantea la reflexión sobre la violencia como mal que se esparce cual enfermedad, casi sin quererlo.

En definitiva, un gran slasher, con buena música setentera, gran manejo técnico (siendo Bava quien es, no es de sorprenderse) pero para mí su falla es la carencia del bellísimo ambiente gótico de obras como Black Sabbath o Kill Baby, Kill. Aunque ni modo haberlo metido con calzador, sólo es que prefiero el Bava gótico al moderno.

Para ver gente muriéndose de muchas formas y asisitir al nacimiento de un subgénero que casi desde el principio dio todo lo que podía dar (aunque no le faltaron las joyas).

Videodrome, 1983, Dir. David Cronenberg

Otra película seminal. La biblia de la Nueva Carne. Una película injustamente maltratada, a la que le colgaron la X en USA, la primera obra maestra de su director y fracaso reivindicado con el paso del tiempo. Videodrome es algo así como una versión enfermiza de Matrix, donde la realidad se deforma hasta tal punto que nos desorienta. Es el mismo tema que años más tarde retomaría Cronenberg con eXistenZ. Las diferencias son claras: Cronenberg aún estaba puliéndose, y si bien la película es buena, con el tiempo se hizo tan perfecto, limando cualquier esquina rugosa, que se convirtió en alguien que dirige con la precisión de un cirujano, con escalpelo. Videodrome cuenta cómo Max Renn (James Woods) un inescrupuloso director de una cadena de telebasura encuentra un canal pirata snuff y buscando comprar su programación se vuelve loco. Literalmente. Yo alguna vez había pensado qué sería de la cantidad de imágenes que nos entran a la cabeza, si no nos enfermarían. Aquí Cronenberg responde: provocan tumores que nos provocan a su vez alucinaciones.

La película tiene todas las características de la obra de Cronenberg: científicos apocalípticos, cultos que en vez de adorar dioses infernales adoran la tecnología (una especie de Lovecraft biomecánico), sexo y muerte. La película poco a poco va tornándose rara hasta que uno se encuentra sumergido en algo tan ajeno a la realidad que no sabe cuándo la dejó atrás. Posee un clima de fin del mundo similar al de City of the living dead, de Fulci, en el sentido de que el mundo se acaba pero de a poquitos, y sentimos que cuando Max Renn ya está llevado, el mundo no tiene salvación, a pesar de haber perdido sólo a una persona. Ah, hay que resaltar los surrealistas efectos especiales de Rick Baker. Nada así se ha visto en mucho tiempo.

Las reflexiones que plantea acerca del futuro de la imagen son interesantes, y en esta época de sensacionalismo y reality shows, son más pertinentes que nunca. ¡Una religión basada en la TV! Son demasiados detalles para tener en cuenta aquí, es una obra de necesario visionado porque... bueno, ¡por todo! Plantea cuestiones morales, sobre el límite de lo que se muestra en TV, la fascinación humana por la violencia, y cómo a veces para curar una enfermedad se usan enfermedades peores. ¿Acaso el apocalipsis no es la destrucción de casi todo para salvarnos de una autodestrucción total? Pues aquí el armagedón no es traído por seres alados, sino por televisores y fanáticos. Una reinterpretación de conceptos religiosos por el lado cronenbergiano (lean los temas que acabo de mencionar), fascinante, entretenida e inteligente.

Para admirar una obra bizarra y fascinante, donde lo asqueroso está plenamente justificado. No deberíamos ver tanto gore. Me voy a Eurocine más bien.

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