Lucio Fulci

Posted on abril 07, 2006 - 0 comentarios -

Aunque algunos colocan a Fulci en el panteón italiano del horror junto a figuras tan prominentes como Dario Argento y Mario Bava, para mí no puede estar en ese lugar. Es bueno, es efectivo, pero le falta ese toque de maestría que lo pondría en ese nivel. Pienso que si pusiéramos en la licuadora Zombie Flesh Eaters, The Beyond y City of the Living Dead, obtendríamos una obra maestra, pero así, por separado, son obras imperfectas aunque llenas de virtudes.

Zombie Flesh Eaters es una película de zombies atípica, que comienza bien, se pone un poco lenta, y termina con una larga secuencia de persecución que nunca aburre. Simplemente cuenta un viaje a unas islas caribeñas que termina en cacería de zombies, pues allí, por algún motivo, se están despertando los muertos. ¿Es algo trascendente? No, es sencillamente una película muy entretenida, con tripas, acción y una música discotequera muy pegajosa y muy poco zombie. Sea como sea es una buena película, aunque si tuviera algo más que decir hubiera sido mejor. Ah, y como no explica nunca si los zombies son producidos por el vudú o no, la cosa es aún más inquietante. Por supuesto el final es maravilloso incluso hecho con tres pesos (no mostrar a NY bajo el terror de los zombies sino sugerirlo con una voz es audaz y funciona). Y sólo a un italiano se le ocurriría poner a luchar a un zombie debajo del mar con un tiburón.



The New York Ripper es un giallo sin toques sobrenaturales: un asesino sádico en la ciudad enfrentado a un detective de policía. La película está muy bien rodada, técnicamente es intachable, muestra todos los lugares comunes de NY en los setenta: prostitutas, cines porno, policías durísimos... Pero es bastante rutinaria y no llega a sorprender realmente, sin por ello ser predecible, pues al contrario, tiene un giro al final interesante. Pero es demasiado sádica, viciosa y no aporta nada realmente nuevo. Punto extra por ocurrírsele al guionista algo tan implausible como un asesino que habla como el Pato Donald, y peor aún, atreverse a explicar el por qué de ello al final. En todo caso, muy lejos de Tenebrae, de Argento, que trata de casi lo mismo.



City of the Living Dead es una obra bien rara. Primero se nota una carencia de recursos increíble, pero por imposible que parezca, eso no va en contra de la película sino que aumenta el clima de extrañamiento al que somete a los espectadores: la ciudad desde donde empieza el fin del mundo parece no tener más de tres habitantes, las calles siempre están vacías, el fin del mundo se acerca como si nada... Todo esto hace que la película tenga un clima de pesadilla, o más que de pesadilla, de sueño realmente extraño. La historia es absurda: un cura se ahorca y regresa convertido en el líder de un grupo de zombies, que, cosa rara, se pueden teletransportar y aparecer y desaparecer como por arte de magia. Desde luego no son estos los zombies de Romero. El final es aún más absurdo por la manera tan simple de desembarazarse del villano, pero la película, a pesar de sus carencias, es interesante por la atmósfera que consigue crear. Ah, y tiene una de las secuencias más cochinas que he visto: una vomitada de tripas que dura una eternidad.

The Beyond es casi un remake de City of the Living Dead, o mejor, una variación sobre el tema del apocalipsis más raro del mundo. En ella, una mujer hereda un hotel en Nueva Orleans, que resulta estar construido sobre una de las siete puertas del infierno, la cual, obviamente, se abre para dejar salir a los muertos. Como la anterior, esta comparte un desprecio absoluto por las más obvias normas de narración continua. Esto no es un error como pudiera parecer, y Fulci confesó querer crear una obra que fuera una sucesión de imágenes dejando de lado la historia. Todo parece un sueño: los personajes aparecen solo para morir minutos después, los sobrevivientes continúan la vida como si las muertes no hubieran ocurrido, las cosas pasan por que sí, incluso las malas actuaciones en las que la gente no reacciona ante un suceso impactante contribuyen a ello... Pero esto no es incompetencia del director, sino que se nota una intención detrás de ello. Hay experimentación con algunos planos que confunden aún más al espectador, el caos narrativo es total... La factura técnica es mejor que la de City of the Living Dead, aunque hay menos gore. Sin embargo la película no logra alcanzar las cotas atmosféricas de esa, lamentablemente, pues con eso hubiera sido una obra maestra. El final es alucinante, magistral diría yo. Eso sí, el que la vea debe abandonar toda esperanza de encontrar una historia normal: esto tiene la lógica de los sueños y como tal hay que verla.

¿Conclusión? Aunque Fulci no es santo de mi devoción, mi opinión sobre él ha ido cambiando según comencé a apreciar su obra. Hay que saber ver lo que nos quiere decir, porque si buscamos lo que no hay, obviamente no nos va agustar. Pero si uno puede hacer sus prejuicios a un lado y está dispuesto a dejar la racionalidad en la entrada del cine (o a guardarla en el closet mientras se ve la peli en casa) sí hay cosas interesantes en su obra. Eso sí, hay que tener estómago y acertar para encontrar sus buenas pelis o de lo contrario...

Para ver muchas cochinadas y hasta algo de poesía macabra.

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