El cine del Dr. Calamar

The machinist, 2004, Dir. Brad Anderson

Un hombre que lleva un año sin poder dormir empieza a darse cuenta de lo extraña que es su realidad.

La verdadera razón por la que bajé esta peli de internet es que, además de saber que nunca iba a llegar a esta tierra legalmente, había pasado por algún ataque de insomnio que me hacía simpatizar con su protagonista. Un año sin dormir es algo bastante exagerado, porque según he podido averiguar, la mayor cantidad de horas sin dormir que se ha documentado es de 180. Imagino que se refiere a que no ha podido dormir una noche completa sino pocas pestañeadas.

La película es una realización española, con gran parte del equipo procedente de Estados Unidos. Christian Bale, el protagonista, es quizá quien se roba el show. Habiendo adelgazado hasta los 60 kilos, realmente es como dicen sus compañeras de reparto en más de una ocasión: si adelgaza más desaparece. Lo consiguió gracias a su dieta especial de una lata de atún y una manzana como únicas comidas del día durante... bueno, un buen rato, pues bajó de 90 kilos al mencionado peso.

Pero al grano. La película transita sutilmente entre el suspenso y el drama atmosférico. Casi la totalidad de la trama se compone sencillamente de descubrir qué pasa con la realidad y asistir al desarrollo de las relaciones con su entorno. No hay grandes conspiraciones y casi desde el principio sabemos que todo lo que pasa está en la mente de Trevor Reznick, nombre del personaje principal. Y es esto lo que le resta un poco de impacto, que de antemano sabemos que es su mente la que se degrada y no su entorno. Si se hubiera dejado algo de duda nos tendría más pegados al asiento, pero es obvio que la historia no es una de conspiraciones sino de degradación mental. Como no se nos pone en la piel del personaje principal, no vemos las cosas como él las ve, sino como realmente son, lo que nos saca un poco del drama interno. De cualquier manera, es agradable ver una película que no recurre a los mismos trucos del cine mainstream sino que se va por lo clásico, por una historia bien contada, por un grupo de personajes muy bien construido y por una ambientación a la medida. Nada de cámaras ególatras sino que todo está al servicio de la historia. Es inevitable pensar en la atmósfera malsana de Memento, pero no crean que hay aquí un gimmick que sostenga la trama. En definitiva un buen trabajo, calmado y sosegado, atmosférico y profesional.

Para ver como la falta de sueño degrada la mente.