Shinya Tsukamoto es más conocido por ser el director de Tetsuo y Tetsuo II: The Iron Man, dos epopeyas cyberpunk que lo catapultaron a la cumbre de los directores de culto. Sin embargo, su carrera posterior ha transcurrido por senderos más variados, no sólo en estéticas metalizadas, sino por parajes de género, algo retorcidos y tenebrosos.
Gemini, el nombre occidental de la película y por el cual es más fácil de encontrar, está basada en un relato corto de un escritor de terror japonés, llamado Edogawa Rampo, nombre que hace homenaje a Edgar Allan Poe. La historia trata sobre un médico que hereda la práctica familiar, junto a su esposa amnésica, en medio de una peste que asola el pueblo a principios, diría uno, del siglo XX. Los secretos no tardan en empezar a develarse, la muerte hará aparición y un hermano gemelo desconocido hará aparición perturbando la calma.
Sería injusto contar más, porque la película tiene un par de secretos ocultos que haría mal en revelar. Eso sí, no esperen aquí una película frenética, o llena de suspenso. Esto es más un peculiar drama inquietante, repleto de secretos y vaguedades. Además, el estilo empleado por el director es adecuadamente parsimonioso, con momentos de espectacularidad carnavalesca, que podría incomodar a alguno porque roza con cierto ridículo que hay que saber entender. Teatral, ambiciosa y hasta bonita, Gemini es una película que no gustará a cualquiera porque sencillamente se niega a complacer a todo el mundo. En lugar de ofrecer explicaciones simplistas, fantasmas o asesinos, opta por un terror psicológico, por explorar los "pecados de los padres", las dualidades y las hipocresías de los seres humanos supuestamente buenos. Si uno de los hermanos encarna las virtudes, pero oculta defectos despreciables, el otro es el polo opuesto: despreciable pero sincero. ¿Quién de los dos es mejor entonces? ¿Son dos caras de una misma moneda? ¿Son una misma moneda en realidad?
Gemini es un interesante añadido a un canon cinematográfico que depara sorpresas y que siempre ofrece cosas que difícilmente se habrán visto antes. No hablo sólo del director, sino de toda la cinematografía japonesa. No, no es j-horror, pero sí es una buena alternativa a él dentro de un género acostumbrado a dilapidar la originalidad rápidamente.
Recomendable para ver algo distinto y que puede agradar según los gustos de cada uno. A mí no me despelucó, pero al menos fue algo diferente a lo que se ve cada día.
Sôseiji, Dir. Shinya Tsukamoto, 1999
Posted on agosto 03, 2009 - 0 comentarios - cine japonés, j-horror, suspenso
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