Manderlay y Hostel

Posted on julio 03, 2007 - 1 comentarios -

Manderlay, Dir. Lars von Trier, 2006

Si hay dos directores que me atraigan poco, esos son Emir Kusturica y Lars von Trier. Probablemente más por prejuicio mío (confirmado en las pocas pelis de ellos que he visto) que por verdaderos méritos, la verdad es que siempre me ha producido escozor cómo la gente se emboba con su cine, como si fuera el no va más.

Fui a ver Manderlay porque era una función gratis y había algo que me llamaba la atención, aunque no tanto como para pagarle boleta. Y tengo que decir que me sentí profundamente incómodo, y que hasta me hizo entrar en conflicto conmigo mismo. Porque me gustó. Eso sí, no es un "me gustó" limpio, sino con objeciones, las cuales comentaré a continuación.

Para empezar, no entiendo cómo muchos cayeron en la trampa de la supuesta revolución que fue hacer teatro filmado. Porque seamos sinceros, eso fue Dogville y eso fue lo que muchos quisieron ver como radicalmente diferente en esa peli. Manderlay repite el esquema, aunque más difusamente, sin tanto protagonismo, como si el recurso ya no fuera tan importante.

Tampoco entiendo cómo muchos se tragan el efectismo y el excesivo sadismo del director con sus personajes. Es verdad que domina a fondo los recursos del melodrama, y que arranca sentimientos profundos a los espectadores. No sólo tortura a los personajes, sino a los que ven su cine y al final todos salen felices. Sin embargo, yo a eso le pongo unos cuantos peros.

Y finalmente tampoco entiendo por qué la gente ensalza una película por hacer paralelismos tan claros y poco sutiles con la realidad. No es tan comlicado crear panfletos moralistas denunciando la guerra en Irak, la intervención imperialista... Cualquier estudiante recién entrado a la Universidad de Antioquia sabrá hacerlo. Así que no entiendo que de allí provengan tantos elogios.

Ah, pero von Trier es muy astuto. Él no sustenta sus filmes sobre estas cosas y en el fondo busca otras cosas. Y es ahí donde lo admiro. Salí molesto de Manderlay, habiéndome gustado, pues había cosas que... no es que me indignaran, pero sí me molestaban. Pero no puedo decir que esa sea una falla del film ni del director, porque estoy seguro, habiendo leído algunas declaraciones suyas, que esa es la intención. Incomodar al espectador. La cosa es que muchos tragan entero y se dejan meter los dedos en la boca. Y eso me molesta más que su cine, el cual en últimas no tiene la culpa de cómo es recibido por los pseudointelectuales.

Al final tengo que decir que Manderlay es un película muy inteligente, no tanto por cómo plantea metáforas nada sutiles, sino por cómo su director maneja a su antojo todos esos elementos y le mete goles al público. Y si además muestra empelota a Bryce Dallas Howard, para qué más.

Hostel, Dir. Eli Roth, 2005

Por otro lado, otro director que nunca me ha convencido, también probablemente por prejuicios, es Eli Roth. Pero luego de ver Hostel, al contrario que con von Trier, no siento que se haya reivindicado, sino que más bien me dió la razón. Y hay curiosos paralelismos entre los dos films.

Hostel nace de las ganas de Roth de hacer un film similar a Audition, la visceral obra maestra de Takashi Miike. Una película que cogiera fuera de base al espectador, habiéndole presentado una cosa para luego darle la vuelta a la tortilla y acabarlo de un golpe. El problema con Hostel es que desde un principio, sabemos de qué trata. Es difícil hacer el truco en esta época, y solo unos cuantos ejemplos han logrado salir ilesos del mercadeo y la publicidad que revela la sorpresa en la sinopsis. The Descent lo logró limpiamente, amén de ser una película magnífica. Pero Hostel no, por la sencilla razón de que todo el que entra, sabe que esto no es una comedia de adolescentes sino una película de terror, así que ese inicio no coge fuera de base a nadie.

Pero además el film es recontra clichesudo. Si en Audition había una real exploración de los personajes, aquí carecen de dimensiones, el guión no tiene el más mínimo suspenso (se limita a ser una larga persecución) y lo peor, el gore, salvo contadas excepciones, no es impactante. No hay una atmósfera enfermiza, lo cual tampoco es que sea una virtud, pero que al menos le daría mérito al film, y al final, aunque no llega a los extremos chocante en que ha caído el degradante torture porn, nos queda que la impresión de que el film sólo pretendía mostrar sangre sin más. Porque desde luego impacto no hay, a no ser que seas un recién llegado al género o una adolescente rosita.

Algunos han querido ver en esta una película política: los bárbaros imperialistas pretenden conquistar a las pobres subdesarrolladas, pero al final son vencidos por los defensores de la patria, o algo así. Ustedes sabrán si se lo creen, pero a mí eso me suena a cuento chino. Y de los malos.

Influencias sin digerir (si vas a robar, no robes de algo que está de moda: ¿Audition? ¿Suicide Club?), cabos sueltos que milagrosamente se atan, casualidades facilonas... Hostel no es una buena película y punto. Si quieren ver cine brutal del bueno, vuelvan a los setenta: La Última Casa a la Izquierda, La Matanza de Texas, Las Colinas tienen Ojos... Pero no a un pudín regurgitado sin interés.

PS. Aunque encuentro vergonzoso el torture porn al que ha llegado el cine de terror con Saw III, Captivity y otros similares, no puedo dejar de preguntarme dónde está la diferencia con las películas setenteras antes citadas. Tengo indicios, pero aún no sé la respuesta del todo. Sea como sea, ya vale de torturas pendejas. A ver cuándo sale un director que proponga algo nuevo, o al menos algo que no esté más seco que un desierto en verano.

There has been 1 Responses to “Manderlay y Hostel”

  1. berlin says:

    asi se habla, dr calamar