Dos series de TV

Posted on junio 29, 2007 - 1 comentarios -

Neverwhere

Uno de los escritores todo terreno (cine, cómics, literatura) que más me gustan, aún sin creer que sea todo un maestro, es Neil Gaiman. Sus historias suelen estar entretejidas con los hilos del mito, reutilizando cuentos de antaño y volviéndolos siniestras fantasías actuales, o más bien, intemporales. Sin embargo he de decir que algunas de sus obras me han dejado con un regusto simplón en la boca. Mirrormask, ya comentada en estas páginas virtuales, me pareció un bonito espectáculo sin mucha dramaturgia de por medio. Una línea recta sin sobresaltos ni sensación de peligro. Y Neverwhere peca por el mismo defecto.

Neverhere fue originalmente una miniserie de seis episodios para la BBC, la cual luego Gaiman expandiría en forma de novela. La historia, apetitosa desde el inicio, cuenta cómo al salvar a una mujer herida en las calles de Londres, el protagonista se ve envuelto en los avatares de una dimensión paralela que existe bajo las calles de Londres. La búsqueda de un ángel, una llave, y la huida de unos matones bastante perversos, es la trama principal que desarrolla la serie, con momentos bastante buenos e ideas inesperadas. En Neverwhere se crea un paisaje subterráneo que mezcla una especie de post apocalipsis con cierta imaginería medieval, dando como resultado un mundo propio que tiene elementos de Shakespeare con otros de fantasía más mundana. Lo que ocurre, al igual que ocurría en Mirrormask, es que la aventura se reduce a un caminar por un sendero preestablecido, surgiendo al encuentro de los protagonistas multitud de personajes que apenas alteran dramáticamente el itinerario. Es muy A-B-C-D, y ninguno de los encuentros aporta un giro inesperado a la trama. Al menos no desde el punto de vista dramático. Además los personaes no son precisamente multidimensionales, y en muchas ocasiones (por no decir todas) nos quedamos sin saber las motivaciones o el pasado de quienes actúan en la trama de la cinta.

Neverwhere posee una galería de personajes insólitos, una idea interesante y un indudable regusto a fantasía anormal, pero el hecho de que no emocione demasiado y sea predecible le quita puntos a lo que podría haber sido una obra maestra.

Eerie Indiana

La serie perfecta para ver los sábados en la mañana, Eerie Indiana es el recuerdo de una época en que la televisión infantil no estaba tan idiotizada com lo está actualmente. No es que antes todo fuera perfecto, pero ahora el exceso de series para niños hiperactivos y con síndrome de déficit de atención es insoportable. La serie es recordada con agrado por muchos. A mí no me tocó verla porque el canal que la emitía cuando vivía en España era de pago, pero en vista de lo que he descubierto, me hubiera encantado hacerlo mucho antes.

La serie transcurre en un pueblo plagado de sucesos extraños, y es una especie de Twin Peaks para niños. Un paraíso americano con una cara oculta tras su amable fachada. En el primer capítulo, una familia conserva la eterna juventud gracias a su equipo de Tupperware para conservar alimentos frescos de por vida. En el segundo un aparato de ortodoncia permite a su dueño oír los pensamientos de los perros... ¡y no son amigables para nada! Y en el tercero un cajero automático se hace amigo de un niño con consecuencias inesperadas. Los tres episodios que pude ver son sencillamente geniales, con ese ambiente de inocencia y aventura que Joe Dante, su "consultor creativo" y director de los primeros episodios, sabe crear a la perfección.

De la mano de Joe Dante, creador de películas como Gremlins, The 'Burbs, Small Soldiers o Matinee, gran amante de la cultura popular de su país, Eerie Indiana es sin duda un buen plato para el adulto que ama la ciencia ficción de los cincuenta, la fantasía urbana y el absurdo humorístico. Luego vendrían R.L. Stine y sus Escalofríos, así como otras series de mayor o menor éxito crítico (¿Le temes a la oscuridad? estaba bien), pero se aconseja ir a la verdadera fuente de ello: Eerie Indiana.

There has been 1 Responses to “Dos series de TV”

  1. Anónimo

    Estimado Dr. Calamar, me gustaría ponerme en contacto con usted para un tema de intercambio de links, visto que sus gustos y los míos coinciden bastante. Mi e-mail es el.lenon@gmail.com

    Espero noticias suyas.

    Atentamente,
    el lenon