Dos pelis malas y una reivindicación

Posted on julio 21, 2007 - 2 comentarios -

No siempre acierta uno con las pelis que ve. A veces uno se enfrenta con obras que vienen precedidas de una cierta fama y que de alguna manera no se confirma, como en este caso.

Thriller - en grym film, Dir. Bo Arne Vibenius, 1974

Thriller es una peli que se puso de moda gracias a Tarantino y su Kill Bill. De las cientos de películas a las que hacía referencia, Thriller era una de las más ignotas, debido sobre todo a su país de origen: Suecia. Tal parece que de la peli salieron los parches de Elle Driver, y por supuesto la trama de venganza, si bien sería osado decir que le debe, podemos sí decir que está en la misma línea. La historia se parece a lo que hiciera más tarde Abel Ferrara con su Ms. 45, y hasta resuena con El Vengador Anónimo: una chica es violada cuando es niña, quedando muda como consecuencia del trauma. Para colmo de males, cuando ya es una bella jovencita, le toca repetir. Secuestrada por un patán que la hace adicta a la heroína, es obligada a prostituirse sin poder escapar. Pero ella se entrenará en Karate, armas y conducción temeraria para ejecutar su venganza.

La película está rodada con un distanciamiento que no involucra al espectador en la visceralidad de la trama. Carente de elipsis de cualquier tipo (excepto las más evidentes), el ritmo se alarga bastante por ello y hasta llega a tener algo de poesía. Pero resulta que estamos ante una peli que no logra ocultar sus carencias de presupuesto, y menos aún de un guión pulido. Por esto nos encontramos con una historia que no alcanza a mover al espectador, ni siquiera a punta de violencia revulsiva. Sólo tenemos una máquina de matar de la que no sentimos sufrimiento. Sí, ya sé que esa puede ser un virtud: ella no expresa nada y acaba como una olla a presión que no tiene válvula de escape, estallando. Lo que ocurre es que ciertas secuencias bastante cutres dan al traste con todo. Una persecución automovilística con explosiones graciosísimas, una larguísima pelea de karate a cámara leeeeeeennnnnnnttttttaaaaaaaa, y unas muertes por escopetazos que dan risa por lo posadas que son.

Aún así la peli posee un clima innegablemente extraño. Su banda sonora es atípica: donde se esperaba un funky chunda-chunda, hay unos rarísimos sonidos de sintetizador (supongo) que establecen aún más distancia con el espectador; las ya mencionadas ausencias de elipsis; una fotografía que, para que lo vamos a negar, retrata parajes realmente bonitos de Suecia, cosa que no está muy a tono con la suciedad que la rodea; y ese final cuasi poético, chueco por un duelo sin ton ni son, pero que aún así hasta le suena a uno a marcianada tipo Jodorowsky.

Ah, hay unos cuantos insertos porno que no fueron realizados por el mismo equipo, sino que fueron sacados de material de archivo, los cuales no le aportan nada a la peli, sino más sordidez setentera.

En definitiva, la peli no debe tomarse muy en serio, porque con sus momentos de comedia no intencionada no acaba de sacudir como creo que se pretendía, pero si uno quiere ver algo raro, grindhouse de los setenta que no tiene nada que ver ni con chinos ni con blaxploitation... bueno, este es el plato a servirse.

Tragic Ceremony (Trágica Ceremonia en Villa Alexander; Estratto dagli archivi segreti della polizia di una capitale europea) Dir, Ricardo Fredda, 1972

Sabemos por experiencia propia que mucho del cine de terror italiano no tiene ni pies ni cabeza, y así lo hemos disfrutado. Y no es que haya que ser condescendientes con él, sino que esa ha sido una de sus virtudes. Pero hay una gran distancia entre la incoherencia y la incompetencia. Quizá sea demasiado llamar incompetente a Ricardo Fredda por esta película, a fin de cuentas ya había dirigido varias pelis más, algunas de ellas clásicos del género. Pero pareciera que este film hubiera sido de encargo, y Fredda no estuviera interesado sino en cobrar el cheque, porque aparte de algunas escenas con pasillos largos y ventanas de cortinas volantes, lo cierto es que aquí no hay la más mínima coherencia. Y la culpa, por supuesto, es del guión.

La historia empieza con una canción que parece de esos cantantes del festival de San Remo o Eurovisión de los sesenta, con unos personajes bastante cretinos a bordo de un yate. Como la vida cambia de un momento a otro, al bajarse, el buggy en el que van se quedan sin gasolina, el tipo de la gasolinera (que es un fantasma pero nadie lo sabe) no les vende sino es con efectivo (casualmente la billetera la botaron los muy ineptos) y acaban llegando a un castillo, acogidos por un noble y su esposa. No pasa mucho antes de que los hippies interrumpan una ceremonia satánica que se va al carajo vaya a saberse por qué (todos se dan machete ventiado y se matan entre sí) y los hippies a correr. Y luego uno a uno se mueren del miedo (literalmente) en las formas más absurdas. Uno se pone azul (pero azul es azul); otro alucina con que su novia es una zombie (es una muerta viviente, pero no regresó del otro mundo para estar con él) y corre en una motocicleta hasta ahogarse en un lago...

Bueno, si el párrafo anterior les parece que no tiene sentido, pues ni se imaginan la película. No hay casi nada que la redima, toda la ineptitud parece de verdad, no como en las pelis de Fulci que la ineptitud se revela como magistralidad a la inversa. Y seguir botando corriente con esta peli es bobada. Si la ven... acuérdense de lo que les dije.

Un ejemplo más: la policía llega al sitio de la masacre satánica y concluye que fue perpetrada por un grupo de hippies. ¿Por qué? Porque, ojo al dato señores, había una guitarra en el lugar del crímen que no pertenecía a nadie del castillo. Seguramente les preguntaron a los muertos o es que la nobleza no pierde el tiempo tocando esos instrumentos.

Kill Bill vol. 2, Dir. Quentin Tarantino, 2004

Esta es corta. Ustedes se preguntarán "¿Pero cómo? ¿Es que no te habías visto esa peli todavía?". Y no es eso. La vi en cine, dos veces, y ninguna me gustó. Escribí una crítica en Kinetoscopio (mala muy mala: apenas empezaba a escribir) donde la ponía por el suelo a pesar de algunas virtudes. Pero a la tercera fue la vencida. Aún creo que tiene pasajes muy lentos y expositivos, pero creo que por fin me sintonicé con ella. No es que no tuviera artes marciales, como más de uno me dijo. No fue la falta de acción. No voy a decir que aquí los personajes se hacen más profundos, porque no es esta una peli de Cassavettes, pero al menos sí sabemos más cosas de ellos. No puedo explicar el por qué, pero hay algo en esa melancolía, en esa ausencia de acción de este segundo volumen que en esta ocasión disfruté mucho. La historia se arma sobre la marcha, los saltos en el tiempo... Seguro que a todos ustedes ya les gustaba, pero a mí apenas me gustó esta vez. Y mucho.

Nada. Simplemente tenía que desagraviarla, porque esta vez sí me sentí conmovido por ella, por su música, por su final tan bonito... Dígase lo que se diga, Tarantino sabe crear momentos que erizan la piel, así sea sampleando música e imágenes de otras pelis.

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  1. berlin says:

    se te olvido mencionar en "tragica ceremonia", el leitmotiv típico del satanismo romano-gótico, esa pianola que una y otra vez repite su melodia, es una peli irresponsable, pero a la vez una rareza.

  2. AGH says:

    Dr. Calamar yo quisiera saber -Cómo se llama una peli que trata de un hombre que por querer entregar un pisa papel sufre una tormentosa noche, algo surrealista, en la callejera New York. La peli no sé si tenga que ver con los apuntes que acabas de hacer, pero si me interesa saber como se llama, puesto que para mas de uno de mis amigos esa peli es un bodrio cuando para mi es una rareza en todo sentido.