Distopía

Posted on julio 03, 2005 - 0 comentarios -

Equilibrium, 2002, Dir. Kurt Wimmer

En un futuro distópico donde las emociones están prohibidas, un clérigo (nombre usado para designar a los encargados de atacar los rebeldes que quieren sentir) empieza a desafiar el sistema. Y a dar bala cristiana.

El chiste es bobo pero es debido a que un amigo que la alquiló pirata en algún lejano paraje de la geografía colombiana, vió que estaba protagonizada por Bala Cristiana. Traducción del verdadero protagonista, Christian Bale. Y bueno, el protagonista es un clérigo y da bala, o sea que no es tan descabellado el accidente lingüístico.

En serio, la peli entronca directamente con esa clase de obras como 1984, Un mundo feliz, Gattaca, Fahrenheit 451 y similares, al presentarnos un futuro supuestamente agradable, pero que oculta tras una falsa perfección una sociedad deshumanizada y descompuesta. Los clérigos se encargan de destruir (quemando) las obras de arte que puedan ser ofensivas, en otras palabras, inducir a sentir algo. Además todos los ciudadanos deben consumir Prozium, un fármaco que evita que la gente sienta odio, ira y miedo, pero que anula a la vez la posibilidad de experimentar amor, felicidad y en general destruye la capacidad de sentir. El protagonista empieza a despertar de su letargo, a no tomar Prozium, a cuestionar lo que ocurre, a la vez que debe protegerse de ser descubierto y ejecutado. La sociedad, regida por el Padre, quien en su infinita sabiduría dicta las reglas de comportamiento, debe destruirse para dar paso a la verdadera libertad. Y al final la anarquía se siente bien, aunque no sé qué habrá sido de la ciudad después de que los crédito acaben de rodar.

Visualmente el mundo es de puro diseño de moda, recordando por ejemplo a Titus de Julie Taymor, con su aire de fascismo chic. Todos usan ropas de alta costura, pero de colores apagados, como sus almas. Lo malo es que las cosas pasan y no me sentí particularmente enganchado a la trama. Es como si la misma falta de emoción de ese mundo se contagiara a la película. Si esa era la intención del director, genial, pero para mí le restó impacto. No hay una verdadera progresión dramática. Además uno nunca siente que el protagonista esté en peligro. Las peleas claramente se inclinan a su favor desde el principio. Los personajes, obviamente, son planísimos, todos iguales y sin emoción alguna. La idea de un mundo sin emociones es buena, pero no deja de plantearme interrogantes. ¿Si no hay emociones cómo alguien quiere ser promovido a un puesto mejor en el trabajo? ¿No es eso ilógico? ¿No debería darle igual? Las peleas son un extraño híbrido de artes marciales y bala. A pesar de cualquier parecido aparente, la película no parece inspirada por Matrix y si alguien lo dice probablemente sea porque no tiene mucho conocimiento de literatura scifi.

Al final queda una película entretenida, muy bien diseñada, pero que no se eleva del todo. Y como siempre, Christian Bale está muy bien en su papel.

Para ver bala cristiana.

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