Martyrs, Dir. Pascal Laugier, 2008

Posted on septiembre 25, 2010 - 1 comentarios -

Alguna vez dije que me gustaba ir a cine buscando una cierta experiencia que me dejara sin habla, no ante la pericia técnica, o ante una historia soberbiamente contada, sino ante algo difícil de explicar y que es, simplemente, una especie de estado mental en el que las palabras sobran. Sí, ya sé que suena extraño y hasta místico, pero me gusta cuando una película logra provocarme algo así, y por lo general ocurre cuando me encuentro ante una experiencia mayormente sensorial y no tanto narrativa. Me ocurrió con Elephant, una película en la que la historia no era lo que más importaba, pero también me ha ocurrido con películas que sí cuentan algo, esta vez quizá porque el drama se convierte en algo muy emocional, en una experiencia de verdadera catarsis.

Por extraño que parezca, Martyrs consiguió eso conmigo. Sí, una película que algunos han clasificado dentro del gore (no sin razón) pero que tiene intenciones claramente distintas. Y para ello, nada mejor que compararla con otra película que surgió dentro de la misma corriente splatter francófona, A l'interieur, de la que ya hablé en estas páginas hace tiempo, aquí mismo.

Ambas películas comparten no pocas similitudes: género, situación geográfica, violencia explícita... Pero queda claro que las dos recorren caminos distintos desde sus planteamientos. A l'interieur se conforma con ser un divertimento (si se le puede llamar así al torture porn) que trata de mostrarnos el horror descarnado de lo real, sin mayores explicaciones. Esta corriente proviene, como ya sabemos, de la suciedad del cine grindhouse de los años setenta. Last House on The Left, The Texas Chainsaw Massacre o I Spit on Your Grave son ejemplos de ello, en donde el malo no tiene mayores motivos para matar que por parecer encarnar el mal en estado puro. Y eso si es que se nos da una explicación. Este horror derivó de la repetición de los monstruos clásicos. Aquí el mal ya proviene del mismo hombre y de sus patologías mentales. Salir a la calle da miedo, no porque Drácula vaya a morderte el cuello, sino porque un chiflado te puede hacer lo que le dé la gana simplemente porque está enajenado. Y eso es algo a lo que nos enfrentamos a diario y que sí puede ponernos a temblar.

Pues bien, A l'Interieur se enfila en este estilo, tan en boga luego de los múltiples hostales y juegos macabros que nos han invadido. La gracia (para algunos) está en ver cómo torturan a alguien, sin razón, o por razones bastante vagas. Supuestamente esto habrá de hacernos temer el solo hecho de salir a caminar, y sí, puede que en un principio se haya conseguido, pero la fórmula ya está más que sobada, y aquella película francesa no lograba sino molestarnos por el abuso físico a una mujer embarazada, porque el gore, gratuito (aunque ese suele ser el modus operandi de cualquier director de gore), aunque era fuerte, no tenía mucho sentido.

Martyrs, por otro lado, plantea una situación muy diferente. Y estilísticamente se nota, pero esto no es sino una consecuencia de lo que quiere contarnos. Vean si no la música, elegante y no brutal, hasta bonita y emotiva. ¿Por qué habría de hacer esto un director que solo quiera impactarnos con violencia? La respuesta es simple: porque no quiere solo sacudirnos el almuerzo en el estómago.

Un rápido vistazo a la trama revela que no estamos frente a la simpleza de un argumento típicamente psicopático moderno. En lugar de la habitual linealidad, tenemos constantes sorpresas que nos cogen fuera de base. Pero no son estas sorpresas traídas de los cabellos, sino artilugios que nos desorientan sin hacernos perder el hilo y mucho menos la emoción. No me adentraré mucho en lo que cuenta Martyrs, porque, desafortunadamente, cualquier detalle puede arruinar la experiencia, y mientras uno menos sepa de ella, mejor.

La cuestión es que, a diferencia de las películas que abusan físicamente de los protagonistas, Martyrs no se contenta con mostrar violencia absurda. Es cierto, la violencia es bastante impactante, y cualquiera que no esté acostumbrado a ella se sentirá asaltado en su buena fe. Uno, que ya ha curtido el ojo (y el estómago) en películas como las de Lucio Fulci, no lo siente. Pero es que lo que realmente te asalta en esta película, y que es donde radica su verdadero valor, no es en lo gráfico, sino en lo emocional.

El dolor que los personajes sienten en verdad te alcanza, y no hablo del dolor físico, sino del dolor psicológico y emocional. El sufrimiento por los traumas se hace... bueno, en realidad te hace sufrir, cuestionarte sobre la naturaleza humana, pero no sobre la del mal, no sobre la del atacante, sino sobre la del que la padece, sobre cómo sobrelleva esto dentro de su mente. Por eso la elección de usar la música de la manera que se hace no es gratuita, todo lo contrario, acentúa lo que el director quería mostrarnos de una manera insoportable. La escena de la transfiguración es tan hermosa precisamente por ello, porque de alguna manera te hace vivir lo mismo: la paz en medio del horror.Todo esto ocurre después de una aburrida sucesión de golpes y vejámenes, ya vistos en otros sitios mil veces, y que agreden no por lo violento, sino por la humillación a la que se somete la persona, a la "cosificación" de un ser humano. Pero Martyrs lo hace con un propósito, preparanos para algo que va mucho más allá.

Puede que para algunos el interrogante que se busca resolver en la trama con toda la violencia sea moralmente repugnante. Para mí lo es. Pero no lo considero una posición de su director. Me parece que una posición tan nihilista no podría provenir de alguien que convierte una película sangrienta en algo casi espiritual (no me lo invento yo, ¡la película se llama así por algo!), y desearía que hubiera podido mostrarse en cartelera, porque a diferencia de otro cine, este no nos plantea respuestas fáciles, sino todo lo contrario, interrogantes.

Es imposible no salir pensando algo después de ver la película, pero ante una experiencia tan agotadora, no puedo menos que decir que no me la repetiré en mucho tiempo, porque a pesar de la belleza que encontré en ella, hubo que pasar un auténtico viacrucis para llegar a ello. Casi como la misma protagonista.

Lo próximo que me vea será algo mucho más ligero...



Ojo que el trailer no hace justicia a lo que la película en verdad es...

There has been 1 Responses to “Martyrs, Dir. Pascal Laugier, 2008”

  1. Diegogue says:

    Martyrs es excelente, y el final da pie a toda clase de reflexiones, ese cine de terror francés me está gustando cada vez más y no dejo de recomendar La Horde