Blind Woman's Curse, (aka The Tattoed Swordswoman), (Kaidan nobori ryu), Dir. Teruo Ishii, 1970

Posted on febrero 09, 2011 - 0 comentarios -

El cine de explotación suele tener dos caras de una misma moneda: por un lado la energía experimental que conlleva el hecho de empujar los límites siempre un poco más allá, pero por otro el hecho de acabar llegando, inevitablemente, a un callejón sin salida de repeticiones y clichés manidos. Por eso descubrir un filón nuevo es apasionante, pero tarde o temprano llega el momento en el que todo lo que se ve en la misma vena es pura y llana repetición. Y con el chambara, el pinku y el yakuza eiga, no hay excepciones.

Sí, es cierto que Blind Woman's Curse llega precedida por el nombre de Teruo Ishii, famoso por su esplendor visual así como por su imaginería sádica. Uno de los directores estrella de los setenta en Japón, vamos. Y aunque en esta ocasión está un poco fuera del agua (su territorio es el ero-guro), aún se notan sus pinceladas grotescas impregnando el celuloide por todos lados.

La historia es la misma de siempre, o de muchas veces, al menos: una chica perteneciente a un clan yakuza deja ciega a una mujer en un accidente. Cuando llega a la cárcel se regenera y al salir se establece con un clan al que lleva por buen camino. Claro, las circunstancias la llevarán a matar una vez más, y aquella ciega años antes perjudicada, jugará un papel clave.

Es irónico que la mujer del título no sea la protagonista, la legendaria Meiko Kaji, la misma de la magistral saga Female Convict Scorpion, o la sobrevalorada Lady Snowblood. Su presencia siempre garantiza un magnetismo especial: igual que Clint Eastwood tiene una presencia que impone con solo mirar, Kaji es de la misma estirpe. A la manera de un Zatoichi femenino, la mujer del título es la que se lleva el honor de estar por encima de ella, no sin razón del todo, pues también compone un villano memorable, pero en realidad ninguna está al nivel que otras películas han llegado. Tenemos las habituales escenas cómicas, las de acción, y cortesía del señor Ishii, unas cuantas que nos llevan a un carnaval de horrores y deformidades. Sí, con la habitual iluminación surreal de tonos verdes y rojos, Ishii nos adentra en un submundo de horrores abyectos, no solo física, sino moralmente. Es cierto, eso es lo que hace que la película sobresalga por encima de las demás, pero seamos sinceros, de no ser por ello estaríamos ante un Sex and Fury más. Pero bueno, defendamos ese segmento, porque demuestra imaginación. Algo debe de haber en la tradición budista para que esas imágenes siempre acaben saliendo en las películas, y casi siempre asociadas a la religión. Puede que sea la simple asociación del terror con el infierno, sea cual sea la religión pertinente, pero no se puede menos que recordar las imágenes de Jigoku, la película de Nobuo Nakagawa que se hace necesario desenterrar y revisar de nuevo. La atmósfera en ese segmento cambia decididamente, y el slapstick barato o la acción estilizada, da paso al terror malsano, y para qué, de calidad, así sea vilmente explotativo (¿existe ese adjetivo?).

Blind Woman's Curse es una película entretenida, claro, pero después de repasar tantas veces los estereotipos de los géneros de explotación nipones, no es mucho más lo que se nos ofrece. La variación mencionada, claro, y el toque feminista de una mujer que se lleva por delante a todos los demás hombres (aún cuando siempre esté la sombra de la violación campando por sobre ella y sus compañeras), pero aparte de ello, no es tanto lo que podemos encontrar aquí.

Más de lo mismo en una rareza entre un género ya de por sí raro para nosotros.

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