Algunos llaman ciertas películas de serie B placeres culpables, aunque culposos sería más correcto. Lo cierto es que nunca he entendido por qué uno debería sentirse avergonzado de que le guste Killer Klowns from Outer Space o The Rocky Horror Picture Show. Pero por primera vez en mi vida experimenté algo similar a lo que llaman así con esta película, un musical goth y gore que hay que admirar por su desfachatez y nulo sentido del ridículo, aunque por poco más, todo hay que decirlo.
El director de algunas de las secuelas de Saw (no sé de cuáles y no es que importe mucho, la verdad) dejó la seguridad de una franquicia mediocre pero vendedora para adentrarse en un proyecto más personal: una ópera cinematográfica que contiene algunos elementos que ya se podían apreciar en sus anteriores trabajos, tales como fotografía manipulada, ritmo nulo pero fastuoso, sangre y sadismo, y riffs metaleros. Y si bien la película no es para nada un logro especial, tengo que manifestar mi perplejidad y hasta sutil entusiasmo por el hecho de que alguien haya sido capaz de hacer algo así. No se equivoquen, la película no me gustó, pero es tan absurda y ridícula que se gana mi simpatía por ignorar el qué dirán, aunque probablemente pierda puntos porque se convertirá en película de culto para goths obsesivos.
La extravagante mezcla de gore excesivo (hacía mucho no veía tripas en una producción de Hollywood... no, es que sólo puedo recordar películas italianas que hagan cosas así), musical estereotipado (esos esquemas repetitivos dan risa por lo básicos, pero funcionan), tragedia griega (¿o sería mejor decir telenovela venezolana?) y personajes de cultura popular (Paris Hilton y no abro más paréntesis) no es lo más emocionante o entretenido del mundo, pero realmente lo hace a uno cuestionarse por qué no hay más gente arriesgada en el mundo del cine comercial. Porque si el experimento funciona sólo para una parte de la audiencia ya convertida al evangelio gótico más posudo, para los demás será una exasperante muestra de molestas tonterías. Hay un punto medio, claro, y es donde he tratado de situarme, sin dificultad, eso sí, y es un punto en donde se puede ver la película como una chorrada over the top y tongue in cheek, pasando un rato ridículo en una tarde de domingo sin pretensiones intelectuales.
La historia mezcla un extraño futurismo en donde parece que hay muy poca gente, tal vez por el bajo presupuesto, organizaciones de sucias prácticas monopolísticas, en este caso de tráfico de órganos y, si no se paga, de cómo se recuperan de su nuevo dueño, amores imposibles de pasados turbulentos con herencias pecaminosas y una ópera que se asemeja a una mezcla de vodevil y show de telepredicador, que introduce un poco sutil y nada profundo mensaje crítico a la sociedad de consumo, al culto por la belleza y el vacío espiritual. Y todo acaba en medio de litros de sangre en un teatro donde una viejita ejerce de DJ y los guardaespaldas van vestidos con ropa interior sexy o gay, según sea el género. Se pude sentir un humor grand guignolesco que recorre toda la obra, que lo hace a uno recordar el Sweeney Todd de Tim Burton, aunque en este caso, en versión para adolescentes góticos. Un momento, Tim Burton se ha convertido en eso mismo, ¿no?
No, no es The Rocky Horror... y ni se le acerca, así hayan sido esas las intenciones, pero puede tener su encanto, pequeño y poco revisitable, si uno no se la toma para nada en serio. A fin de cuentas, creo que sus creadores también hicieron lo mismo.
PS. Acabo de ver el trailer y la verdad me gustó... Quién sabe, hasta puede que me la repita y todo...
Repo!: The Genetic Opera, Dir. Darren Lynn Bousman, 2008
Posted on noviembre 30, 2009 - 1 comentarios - gore, musical
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There has been 1 Responses to “Repo!: The Genetic Opera, Dir. Darren Lynn Bousman, 2008”
Anónimo
Buenas, a mi me gusto bastante a película y a mi gusto es muy superior a la hipersobrevalorada The Rocky Horror Picture Show, pero ya se sabe que est última es super cool y si no te mola no estas en la honda...
Solo es mi opinion, que conste ;-)
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