Sé que no es lógico, pero a veces me cuesta imaginar que los grandes directores que admiro actualmente, no siempre supieron cómo hacer las cosas que hacen hoy día, que también ellos metieron la pata, o contaron historias apenas regulares. Guillermo del Toro pasa ante nuestros ojos como el director de Hellboy o El Laberinto del Fauno, pero no sólo comenzó de manera más modesta con Cronos, sino que sus cortos eran todavía más lejanos a lo que vemos en la actualidad.
Doña Lupe es una historia sobre una viuda mexicana que alquila una habitación a dos policías corruptos para esconder droga a espaldas de ella. Claro, la viejita es un estorbo, pero con lo que no cuentan es con que vendrá ayuda del más allá en su salvación. La historia en sí no es gran cosa, aunque se presta para un divertimento. Lo que llama la atención aquí es que un director capaz de crear imágenes tan bellas, aquí se revele como alguien con poco sentido de la composición y del ritmo. Y es que claro, nadie nace aprendido, y se nota que también él tuvo que recorrer un camino. Doña Lupe es apenas una curiosidad. Si su director hubiera sido otro, tal vez no estaríamos hablando de ella. Casi casi como Geometría, otro corto de su autoría, aunque este sí con mayores méritos que revelan detrás a alguien con intenciones claras en el género.
Geometría es la historia de un estudiante que no quiere perder más exámenes de esta materia, y acude a la magia para ello. Pero como siempre, las cosas salen mal. Aquí podemos ver una influencia clara de Creepshow, la película de George Romero, tanto por el tono jocoso de los comics de la Warren, como por esa iluminación colorida que tanto nos gustó del clásico de antologías. De nuevo, nada para echar fuegos artificiales, pero sí una historia entretenida y bien contada, con un final gracioso y bastante negro.
Por otro lado, tenemos un corto como Judgement, de Park Chan Wook, quien se revela como alguien más preparado. Ojo, no digo que con más talento. La carrera de este último quizá le permitió hacer las cosas de otra manera, porque los cortos de Del Toro son, a todas luces, las obras de un amante del cine de género, que toma una cámara por pasión, mientras que Chan Wook pareciera haber tenido para entonces un bagaje proveniente, tal vez, de la publicidad. Los dos son actualmente grandes directores, que tienen toda mi admiración, aunque mi cariño se decante hacia del Toro, por pura empatía de géneros.
Sin embargo, a Chan Wook aún se le nota aquí lejos de la pirotecnia visual que lo caracteriza. La historia de un cadáver reclamado por dos familias distintas que dicen que es su hija, desata una discusión que, por supuesto, sabiendo cómo es su director, no acabará en final feliz. Judgement es un corto sombrío, trágico e intenso, pero a la vez de un ritmo parsimonioso, dinamitado por un clímax inesperado, que nos pone a pensar en la situación casi en carne propia. Y es que quizá sea esa la característica principal de su autor a lo largo de su carrera: hacernos sentir en la piel de los protagonistas.
Geometría, el corto completo
Unos instantes de Judgement
Tres cortitos
Posted on octubre 16, 2009 - 0 comentarios - cortometrajes, Guillermo del Toro, Park Chan Wook
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